Jardines de arena es una exposición de fotografía comercial al próximo oriente (1859-1905), que se podía visitar desde 29 de julio hasta el 12 de octubre en el museo del MuVIM.
Lo primero de todo, me gustaría poneros un poco al tanto del contenido de la exposición.
Entre 1859 y 1905, un grupo de fotógrafos profesionales de gran talento se asentaron en ciudades como Estambul, Luxor, El Cairo, Túnez, Beirut, Damasco y La Meca, iniciando con ello la documentación fotográfica. La construcción visual de esta región se hizo a caballo entre el pasado arqueológico y el futuro industrial del siglo XX. Fue asimismo fruto del esfuerzo común de diversos grupos étnicos y su mezcla de creencias religiosas: los más de doscientos ochenta fotógrafos comerciales activos en la zona en la segunda mitad del siglo XIX eran de origen armenio, egipcio, inglés, turco, francés… Aunque todos ellos trataron de reflejar la esencia de una tierra tan fascinante como mitificada por la sociedad occidental a través del recién nacido medio fotográfico.
En resumen, es una visión de un mismo sitio, a través de la fotografía. Los autóctonos por su parte se centraban más en fotografiar sus ciudades tal cual eran en ese momento o en retratar acontecimientos sociales importantes como podía ser la peregrinación a La Meca, o en el caso de fotografiar monumentos lo hacían de los religiosos (Mezquita Omeya). Sin embargo, los extranjeros fotografiaban monumentos o parajes importantes como el rio Jordán o el monte Sinaí.
Ahora que ya hemos hablado del tema de la exposición me gustaría hablar de los aspectos formales. He de decir que nunca había pensado que el color de las paredes de la sala o las cartelas fueran tan importantes en una exposición. Ahora me doy cuenta de que estos pequeños detalles ayudan mucho a crear un hilo expositivo.
La sala, de forma alargada, no es muy grande, más bien se trata de una sala pequeña para tratarse de una exposición. Las paredes alternan unos colores sepia y naranja claro, lo que produce una sensación de amplitud pese a que como habíamos dicho la sala no sea muy grande. El techo, por su parte, es de color blanco al igual que los marcos de las fotografías. Y en cuanto a la iluminación, podemos decir que es toda artificial y esta toda concentrada en las fotografías.
Lo cierto es que la exposición me gustó bastante, porque la fotografía me gusta mucho, y descubrir aspectos de otras ciudades y civilizaciones a través de la fotografía me parece sorprendente. Es como si te adentraras en otro mundo. Una de las cosas que más me llamó la atención fue la escala de los monumentos, sobre todo el gran tamaño del Templo de Júpiter (Fotografía: “columnas del templo de Júpiter y figura de hombre”, Baalbek).
Me gustaría destacar una de las frases que aparece en la exposición: “ Las mujeres visten, al igual que los hombres, de hermosa manera. Dentro de casa llevan, según se me dijo, una sudayriyah, que sujeta los pechos sin las malignas consecuencias de los sostenes europeos. Sobre este colocan un saub o túnica blanca; los sarwal o polos no son anchos, como los que llevan las egipcias. Sino mas bien ceñidos.” Richard. F Burton. 1955. He querido destacar esta frase porque me recordaba a las esculturas del arte griego que representaban la figura humana femenina… a lo mejor no encontráis ningún tipo de relación, pero a mí me recordó que las mujeres se representaban vestidas, a diferencia de los hombres que se representaban desnudos, sin embargo en esta frase nos dice que “las mujeres visten, al igual que los hombres, de hermosa manera.” Es simplemente un pequeño matiz, para acabar diciendo que cada pueblo es una historia completamente diferente y que vale la pena embriagarse de todas ellas, ya sea a través de la fotografía o de cualquier medio que esté a nuestro alcance.
Algunas obras de la exposción:
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