Colección Christian Stein.
Una historia del arte italiano
El pasado día 5 de noviembre asistí a una exposición bajo el título: Una historia del arte italiano. Esta exposición, organizada por el IVAM y el Museo Cantonale d’Arte de Lugano, presenta por primera vez en España una selección de más de cien obras maestras del arte italiano de los años 60-70 procedentes de uno de los fondos artísticos con mayor reconocimiento y prestigio internacional reunidos por la galerista Margherita Stein. En la mejor tradición de los galeristas coleccionistas, Stein optó por las obras que la apasionaban en vez de alimentar el comercio del arte. Una pasión a la que ha dedicado toda su vida y que le ha deparado una amistad inquebrantable con los artistas con los que se ha relacionado a lo largo de cuarenta años. La exposición, gracias a la extraordinaria colección de fondos que la integran, documenta momentos cruciales del desarrollo del arte contemporáneo con el fin de reflejar la complejidad del momento histórico-artístico así como la constante evolución del lenguaje de sus protagonistas. Esta muestra da a conocer la existencia de un arte europeo en lo que tiene de emblemático, de más sólido, en lo que muestra de mayor curiosidad por examinar y explotar las posibles continuaciones de las vanguardias históricas. Pero también, un arte europeo sumido en la duda ante el ascenso del poder del arte norteamericano y de otra manera de vivir la cultura.
La obra de Manzoni, Fontana y Castellani, están ampliamente representados en la exposición, pero también grandes artistas menos conocidos por el público español como Uncini, Lo Savio o Colla. Se incluye asimismo a uno de los artistas más singulares del panorama italiano, Fausto Melotti, el inclasificable amigo de Manzoni. Las cerámicas (Manzoni, Melotti) venidas de los talleres de
Albisola, los monocromos y las esculturas que son “manifiestos” de una radicalidad buscada (Lo Savio, Fontana, Manzoni), narran los años cincuenta y sesenta en una Italia del norte siempre repleta de historia clásica y contemporánea, próxima a los círculos literarios, que recuerda el constructivismo.
La exposición cuenta con 10 salas en las que se distribuyen las diferentes obras. Las paredes son blancas e intensifican la luz proveniente de los diversos focos. Voy a tratar de abordar aquello que más me ha llamado la atención haciendo un rápido recorrido por las distintas salas.
En la primera sala se expone, en cada una de las paredes, composiciones hechas de cera y vidrio interpretando conceptos. Son cuadros de grandes dimensiones que llaman la atención por su colorido. Así mismo, hay también tres botellas hechas de yeso, cera, pintura y tubos de cobre de color rojo, amarillo y azul. En contraste, observamos también un aro de acero colocado en el suelo.
En la segunda sala tenemos a un lado figuras de metal que describen diferentes formas de estrella mientras que al otro lado tenemos una serie de cuadros de temática variada. La tonalidad de todo lo expuesto en esta sala es muy similar: colores oscuros.
La siguiente sala es la que de momento me ha llamado más la atención. Entre otras cosas hay una cuerda que cuelga de dos paredes opuestas y que está metida en plomo escribiendo la palabra odio. Al lado cuelgan una serie de cabelleras rubias y enfrente hay un árbol tallado en una viga de madera.
Es aquí cuando me planteé si cada sala abordaba una temática en concreto… pues no encuentro relación entre unas cosas y otras. Solo conseguí interpretar (a mi modo) que el árbol tallado en la madera puede simbolizar el principio y el fin, pues el árbol (principio) acaba convirtiéndose en madera (fin)
En la cuarta sala hay una serie de estructuras formadas de hielo derritiéndose dejando ver el esqueleto de cobre en el cual hay rótulos luminosos que evocan diferentes sensaciones. En lado opuesto de la sala hay espejos hechos de acero inoxidable en los que hay serigrafiados con papel de será personas en diferentes actitudes.
Continuando con la sala anterior también hay luminarias que se mezclan con estructuras y pinturas. Resalta una pintura de un cuadrúpedo de grandes dimensiones, situada en el fondo de la sala, por su colorido. Podemos destacar dos figuras que representan un iglú; uno hecho de pizarra y el otro de vidrio.
De la sexta sala destacamos dos esculturas evocando el arte clásico entre tanto arte abstracto. Además, también me llama la atención que en el suelo haya una figura de Italia en espejo rota por la mitad, dividiendo sur y norte y que del techo cuelgue ahorcada también la figura de Italia en relieve.
A continuación encontramos una sala con cuadros y esculturas. Lo que más me llamó la atención fue un tapiz mapamundi en el que la silueta de cada país está rellenada por su correspondiente bandera.
En cada una de las paredes de la octava sala hay un cuadro tratando diferentes temáticas. En el centro hay una figura de una mujer desnuda, sin relieve, hecha de metacrilato simulando una escultura del desnudo clásico. Es curioso que en sus manos hayan fotos de verdaderos desnudos. Los cuadros aparecen separados a un lado y a otro por sus tonalidades claro y oscuro.
Para finalizar, lo que más me llamó la atención de la última sala es un cuadro-escultura con relieve, Meditazione domestica, de terracota pintada, latón y cerámica esmaltada; cuyo autor es Fausto Melotti.
El IVAM ofrece, a través de esta colección tan singular, una ocasión para reflexionar sobre el sistema del arte, y sobre la manera de coleccionar arte durante cincuenta años en un país europeo. En una época en la que el compromiso de los artistas respondía al de los coleccionistas. Cuando las complicidades intelectuales y espirituales hacían avanzar la producción artística. Y en la que el peso emocional de una obra podía transformar a una galerista en coleccionista, atenta a conservar para las generaciones posteriores la función testimonial del arte.
Publicado por: COSACOS
A mí me sorprendió por la gran variedad de las piezas expuestas y por la naturaleza de algunas de ellas. Muy bien el comentario.
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